“¿Te crees que el dinero crece en los árboles?” es una frase que más o menos todas hemos escuchado en nuestra infancia. Igual incluso se la has dicho alguna vez a tus hijos.
Ahora se empieza a hablar de la importancia de la educación financiera, de conversar con nuestros hijos e hijas del dinero y existe el debate sobre si darles paga o no.
Para aclarar todas tus dudas, te recomendamos leer “¿Dónde crece el dinero?” de Laura Mascaró.
Es un libro para niños y niñas, pero leerlo nosotras, las personas adultas, significa abrir los ojos y cambiar muchas creencias limitantes que tenemos respecto al dinero.
Por ejemplo: no es lo mismo preguntar “cuánto cuesta algo” o “cuánto vale”. No es lo mismo el precio que el valor.
Una botella de agua cuesta 0,50 céntimos. Ese es su precio. Pero, ¿cuánto pagarías por una botella de agua en medio del desierto después de un día sin beber? Si tienes mil euros, igual los pagarías. Eso es el valor. Algo subjetivo y que depende del lugar, de las circunstancias, de la necesidad.
¿Demasiado complejo de explicar a los niños? No creas. Entienden mucho más de lo que pensamos.
Aprender jugando
La razón es muy simple: nos ven manejar dinero a diario, cada vez que nos acompañan a la frutería, a comprar ropa, a comer fuera de casa.
Y desde muy pequeños, los niños y las niñas juegan a tiendas. Te venden cosas y tú les das dinero a cambio. Igual el dinero son castañas, tal vez son piedras de la calle o a lo mejor son monedas y billetes de verdad. Pero ahí ya están interiorizando conceptos.
Además, piénsalo un segundo: vivimos en una sociedad con dinero y tarde o temprano, todos tenemos que aprender a gestionarlo.
Compras reflexivas
La educación financiera, de todas formas, va mucho más allá del dinero. Consiste en la toma de decisiones: qué objetivo tengo, qué medios poseo para conseguirlo y cómo puedo hacerlo.
Laura Mascaró empezó con la educación financiera cuando su hijo mayor era muy pequeño. Ha contado en alguna entrevista que lo que hacían era, cuando el niño tenía 3 años, ir a tiendas «a ver cosas». Su hijo sabía que no iban a comprar, pero apuntaba lo que le gustaba.
Hacían juntos una lista con lo que quería, cuánto dinero costaba y dónde lo habían visto. En los días y semanas siguientes, revisaban la lista y el propio niño veía cosas que ya no quería, que no le interesaban.
Así, Laura Mascaró pudo explicarle a su hijo de 3 años que muchas personas adultas compramos por impulso, que lo queremos todo ya. Y así también empezó a plantar la semilla del gasto consciente y reflexivo en un niño de 3 años.
“Las finanzas no son el dinero, los bancos y los impuestos. Es una forma de gestionar los recursos que tenemos”. Laura Mascaró
Paga, ¿sí o no?
La paga es el último paso. Antes hay que hacer un gran trabajo de observación personal, de ver cuál es nuestra relación con el dinero, antes de plantear dar una paga semanal o mensual a nuestros hijos e hijas.
Y es importante darnos cuenta de una cosa: puede ser un error dales la paga y seguirles pagando absolutamente todo. Ese dinero sería como caído del cielo y pueden malgastarlo.
¿Quién es Laura Mascaró?
Una abogada que, cuando fue madre, decidió que tenía que conseguir pasar más tiempo con su familia sin estar 8 horas fuera de casa.
Con eso en mente, se reinventó y formó una red de ingresos pasivos. También dejó de ofrecer sus servicios de abogada en el juzgado y pasó a asesorar a las familias en cuestiones legales. Después se fue diversificando.
Descubrió una de sus pasiones, la educación financiera, y decidió acercarla a las familias. Hoy en día da talleres para adultos y en colegios. Y ahora ha escrito este libro que es una joya.
Sobre sus talleres: “Las habilidades necesarias para la gestión eficaz de las finanzas sirven también para muchos otros ámbitos de la vida. Uno de mis propósitos es enseñar a los niños a manejar el dinero y enseñar a los padres a ganar más dinero trabajando menos para, así, poder dedicar más tiempo a sus hijos”.
Es muy activa en redes sociales, así que puedes buscarla por allí para conocerla un poco más.
“¿Dónde crece el dinero?” se recomienda a partir de 9 años, pero la autora considera que con 6 años pueden leerlo perfectamente (acompañados de nosotros).
“Hasta ahora, la educación financiera no ha existido. Los padres hablan con más confianza sobre drogas y sexualidad con sus hijos que sobre finanzas”. Laura Mascaró.