Vamos a hacer nuestro propio rincón de lectura de exterior, siguiendo las pautas de la pedagogía Montessori. Y lo llenaremos de historias.
¿Vas a renunciar en verano a la aventura de leer? Si la llegada del buen tiempo nos invita a pasar el día al aire libre, ¡llevémonos los cuentos!
Un rincón de lectura también es para el verano. Para el jardín, para la playa, el camping, el monte…
Porque hace falta muy poco para crear el ambiente idóneo que invite a los niños a sumergirse en las páginas y bucear entre historias.
Te proponemos que este verano montes tu propio rincón de lectura allá donde estés. Lo haremos siguiendo las pautas de la pedagogía Montessori y lo tendremos listo en 5 pasos.
¿Empezamos?
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Elige un rincón tranquilo
Seguro que hay un pequeño espacio con algo de sombra y poco ruidoso allá donde estés. Un rincón en el que poner unos cojines o una pequeña alfombra y relajarse.
Será un paréntesis cada día. Porque también es importante saber parar físicamente y divertirse a través de la imaginación.
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No te líes, debe ser sencillo
No es sólo una cuestión práctica. Es que los niños deberían ser capaces de dejarlo recogido al terminar. Cuanta más autonomía tengan, mejor habrás preparado su rincón de lectura.
Y casi siempre, los adornos superfluos juegan en nuestra contra.
Ya sabes que trabajar la autonomía es clave en la pedagogía Montessori. Porque les de seguridad, confianza en sí mismos… les hace crecer.
Así que preparemos un rincón de lectura que puedan gestionar solos.
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Todo a mano
Es difícil que un niño se interese por coger algo que ni siquiera ve. Nuestro rincón no tendrá muchos libros, ni estará lleno de cajas.
Serán unos pocos cuentos, bien seleccionados, y estarán siempre al alcance de su mano.
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Portadas a la vista
En serio: la manera en la que presentes los libros, condicionará la reacción de los niños hacia ellos.
Es mejor que no apiles los cuentos, porque sólo verán el lomo. Deja todas las portadas a la vista, en fila, unas al lado de otras.
Se trata de ellos elijan el cuento que les apetezca, se centren en él y, al terminar, vuelvan a dejarlo en su sitio.
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Una dosis de realidad
Si María Montessori te ayudara a crear este rincón de lectura, te recomendaría que los cuentos sean lo más fieles posible a la realidad.
Ella defendía que las historias fantásticas confunden a los niños porque, hasta los 6 años, no son capaces de distinguir entre la realidad y la ficción.
A lo mejor no quieres prescindir del todo de la fantasía. Quizá el cuento favorito de tu hijo tiene poco que ver con el mundo real. Pero anímate a poner una dosis de realidad que le ayude a descubrir el mundo en este rincón de lectura.
¿Y qué libros elegimos?
Seguro que tenéis algún «imprescindible» que no puede faltar en este rincón de lectura de verano. Pero nosotras añadiríamos estos 5 títulos:
Atlas de aventuras. Es una vuelta al mundo ilustrada. A través de sus mapas y retos, recorreremos los cinco continentes.
Guía de campo. ¿Y si pudiéramos redescubrir en un cuento todo eso que vemos en el campo? ¿Cómo es esa flor que acabamos de recoger? Un libro plastificado y con cremallera, muy práctico para llevar a cualquier parte.
Un cuento Montessori, con el que seguir comprendiendo el mundo que nos rodea.
Algún título de Érase dos veces. Una colección que reescribe los cuentos clásicos sin dejar rastro de sexismo ni violencia. Porque La bella durmiente también puede salvar al príncipe.
Topito Terremoto. Es obra de Anna Llenas, maestra de la educación emocional a través de los cuentos. Quizá la coozcas por ‘El monstruo de colores’. Con esta historia aprenderemos a calmarnons, a canalizar esa energía desbordante que a veces nos mete en problemas.
¿Te animas a crear vuestro propio rincón de lectura de verano? Nosotras ya tenemos el nuestro.
Con mis niños este verano hemos estado jugando un montón con juegos para aprender a leer y escribir, y hemos leído un montón de libros en un rinconcito parecido a este. La verdad es que ver como se fascinan por la lectura a estas edades tan tempranas es una maravilla, el mundo les sorprende y les encanta, ¡es todo tan bonito! 🙂
María