Hay una buena razón por la que los niños, antes o después, crean sus propios espacios íntimos, con cualquier cosa que tengan a mano.
Haz memoria. Vuelve a hasta tu infancia.
¿Recuerdas alguna casita de tela, alguna tienda de campaña o algún refugio de cartón en el que te encantara esconderte para jugar?
Es muy probable que sí. Y no te sucedía sólo a ti.
En nuestra infancia, prácticamente todos hemos jugado a crear nuestro propio espacio privado dentro de casa.
Ese en el que nosotros poníamos las normas, en el que nos sentíamos protegidos y experimentábamos la intimidad.
Y todo esto es más importante de lo crees para el desarrollo de cualquier niño.
Puede ser algo tan sencillo como poner una tela de seda sobre una mesa. ¡Y ya tenemos refugio!
Como casi todos los impulsos que lleven a los niños a comenzar un juego nuevo, este interés común por construir sus refugios con lo que tengan a mano responde a una necesidad y a un aprendizaje.
«Construir casitas no es un juego cualquiera. Es un impulso universal que está enraizado en la psique infantil y forma parte del desarrollo saludable de los niños».
David Sobel, educador.
Sobel es el investigador que más ha profundizado en el análisis de este comportamiento que todos hemos tenido de niños y ahora vemos en nuestros hijos.
Refugios durante la infancia: ¿por qué lo hicimos, la hacen y siempre lo harán?
Detrás de construir refugios en la infancia hay 3 motivos de peso. Y verás que son atemporales.
- Necesitan crear su propio espacio secreto en el que experimentar la intimidad y estar consigo mismos, conociéndose sin que nadie interfiera y tomando conciencia de cómo son.
- Dentro se sienten seguros, protegidos y por eso pueden permanecer ahí durante largos periodos de tiempo, por minúsculo que sea el espacio.
- En su refugio replican la realidad y así son capaces de asimilarla. Es un puro juego simbólico y de imitación. Si ha habido una discusión en casa, si hay algo que no comprenden… Los niños reproducen ese escenario dentro de su refugio y lo asimilan.
«Es su propia crisálida privada».
David Sobel.
5 Efectos secundarios de crear refugios que no te esperas
Todo esto es lo que a ellos les impulsa a crear sus refugios. Pero, mientras lo hacen, están experimentando unos efectos secundarios que son extraordiarios para su desarrollo:
- Desarrollan su creatividad e imaginación, sobre todo, si no les damos prácticamente nada hecho.
- Aprenden a resolver problemas, a encontrar soluciones y planificar.
- Ganan confianza en sí mismos, autonomía y madurez.
- Liberan el estrés que les produce aquello que no comprenden, que les da miedo o que les enfanda.
- Adquieren destreza y coordinación.
¿Qué puedes hacer tú para favorecer este impulso natural?
Puedes dejar a su alcance cualquier material que les sirva para construir, improvisar un tejado, sujetar puertas…
Y ojo: cuánto más desestructurado, mejor.
Un sólo cojín puede ser una pared, un tejado, una puerta, una ventana que se abre, un sillón, una mesa de comedor…
Estamos aquí para darte ideas, así que allá van unos cuantos materiales que estás viendo en las fotografías y que les servirán de ayuda:
Y todo eso que tú ya tienes en casa: sillas, mesas, cojines, sábanas, mantas, pinzas…
Sea como sea, los pequeños refugios son para tus hijos un espacio en el que retirarse a aprender.
Desaparecen, se evaden, se encuentran a sí mismos, adoptan sus propias normas, crean su mundo, se enfrenan a miedos y frustraciones….
Ahí se sienten seguros para empezar a entenderlo todo, empezando por sí mismos.
me encanto las propuestas
Muchas gracias Maria.
Nos alegra saber que os gustan nuestras ideas.
Un abrazo
Muy buenas ideas para hacer con los peques esos días de lluvia o cuando no se puede salir a la calle.
Cuando niña también hacia casitas pero temporales, mi nieto tiene una en su cama desde siempre y prácticamente vive ahí, me preocupe,(mi hija murió) creí q era un modo de alejarse de la realidad, ahora se q es bueno. Gracias por la información 🙏😀
Un abrazo gigante, Mary. Gracias por comentar 🙂