“Mi hijo no juega con nada”. “Mi hija no se concentra en el juego más de 5 minutos”. ¿Has dicho alguna vez una frase similar? Si la respuesta es sí, igual tenemos la solución. Y es más sencilla de lo que piensas 🙂
La teoría te la sabes, que te la contamos hace poco: tienes pocos juguetes a la vista. Y ordenados en unas baldas a la altura de tu hijo o hija. Y nada.
¿Qué es lo que falla? ¿Qué puede faltar para que tu peque se entregue al juego?
Te proponemos dos cosas. Dos objetos muy comunes.
Una alfombra y una mesa.
Sí. Has leído bien.
Incluir un elemento que delimite el juego, como una alfombra, o un elemento que ofrezca altura y otra perspectiva, como la mesa, puede cambiar por completo el juego.
En los espacios Montessori, siempre hay una cesta con manteles y alfombras pequeñitas. Cada vez que alguien va a utilizar un material, coge una de esas alfombras y despliega ahí su actividad.
Esto se hace así por varias razones. La primera es que delimita el espacio de cada niño o niña. El resto sabe que el juego de la alfombra es de otra persona y se respeta.
También ayuda bastante al orden. Y no hablamos de orden del espacio, que también. Nos referimos al sentido del orden de los niños. Ellos se encargarán de desplegar su material y, al acabar, recogerlo todo.
Además, una alfombra se puede convertir en un elemento más del juego: los niños y las niñas pueden, por ejemplo, construir dentro y construir fuera, hacer una fila de objetos siguiendo el borde, si es pequeña y ligera, pueden esconderse debajo, o utilizarla de manta para alguno de sus muñecos o animales.
Es un elemento muy interesante, ¿no te parece?
La mesa también es importante, porque puede haber juegos que los niños y las niñas prefieren desarrollar en altura. Te ponemos el ejemplo de los juegos de mesa. Antes de sentenciar que a tu hijo no le gustan, ¿por qué no pruebas a montar el juego en el suelo? O en la mesa, si otras veces habéis intentado jugar en el suelo.
Es un cambio insignificante para nosotras, y que puede suponer una diferencia enorme para los niños y las niñas.
Cualquier juego, en realidad, puede cambiar por completo si en vez de tumbados, lo juegan sentados, de rodillas o de pie alrededor de una mesa.
Otro punto a favor de la mesa: si están jugando con alguna persona adulta que no está cómoda en el suelo, se puede trasladar el juego a la mesa.
Y, muy importante: una mesa es un lugar en el que desarrollar un juego “a salvo” de algún hermano pequeño que necesita destruir todo 😉
Muchas veces nos centramos en escoger los mejores juguetes, los más adecuados a su desarrollo, y se nos olvida que el espacio de juego es igual de importante (o más) que los juguetes en sí.
Y es que, muchas veces los niños y las niñas necesitan visualizar los límites de su espacio de juego. Y tener una alfombra o una mesa en la que desplegar sus juegos, les da confianza. Se sienten más seguros con el espacio y con su juego.
¿Qué me dices? ¿Te animas a probarlo y nos cuentas?
Excelente aporte, creo que muchos de nosotros olvidamos que es lo que mas nos gustaba en nuestra niñes y como lo disfrutabamos, cada niño tiene su mundo en el que juega y se divierte, y tambien es importante que aprenda a como jugar con otros.
Gracias por tu aportación 🙂