¿Te has fijado en cómo los árboles van cambiando de color? O quizás para tu sorpresa, ya están montando los puestos de castañas en tu ciudad.
Señal inequívoca de que ha llegado el otoño.
Los niños son sensibles a los cambios. Sin embargo, el paso del tiempo supone un concepto abstracto para ellos. Y con frecuencia, difícil de comprender.
Es una oportunidad perfecta para experimentar a través de una mesa sensorial que recree el cambio de estación.
Una propuesta sencilla, aunque tremendamente poderosa.
La mesa sensorial de otoño es una propuesta estimulante para la experimentación, la creatividad y el aprendizaje. Pero sobre todo, para el disfrute.
Representar la llegada del otoño en una bandeja sensorial ayudará a tus hijos a entender la transformación que viven a su alrededor, al tiempo que dan rienda suelta a su creatividad.
Aunque una mesa sensorial aporta muchos más beneficios:
- Estimula la psicomotricidad fina y la coordinación ojo–mano.
- Fomenta la expresión oral y ayuda a adquirir nuevo vocabulario.
- Promueve conversaciones apasionantes.
- Trabaja la estimulación multisensorial a través de diferentes materiales de la naturaleza.
- Suma patrones de pre-escritura.
- Genera autonomía y se adapta de forma respetuosa al proceso que vive cada niño.
Al mismo tiempo, es una actividad sensorial fantástica para crear un sinfín de juegos heurísticos.
Pero lo primero de todo, ¿quieres unos trucos para que sea todo un éxito?
3 recomendaciones clave para que la mesa sensorial cautive su atención
Si es la primera vez que te animas a crear una mesa sensorial, estamos convencidas que no será la última. Queremos guiarte para que la experiencia sea un éxito rotundo con tu peque.
Eso sí, para que la actividad triunfe ten en cuenta estas 3 recomendaciones:
1. Involúcrales en su preparación.
Sal a buscar los materiales sensoriales en la naturaleza
Salir a dar un paseo y volver cargados de tesoros es siempre nuestro plan favorito.
Lo bonito de esta propuesta es que resulta muy accesible. Puedes empezar a crearla a partir de elementos de la naturaleza.
Menudo planazo. Es la excusa perfecta para calzarnos unas buenas botas para salir a recolectar en familia elementos que podamos incluir en nuestra mesa sensorial de otoño.
- Palos de distintos tamaños.
- Frutos del otoño como piñas, bellotas, castañas …
- Hojas de todos los colores y formas.
Buscaremos materiales sensoriales para tocar, manipular y experimentar.
¿Qué te parece la recolecta otoñal de piñas, hojas y bellotas que hicimos para la mesa sensorial?
Aunque es más que probable que tengas en casa ya “tesoros” que tu peque haya ido encontrando y que guarda con amor. Ahora os vendrán de maravilla para crear vuestro rincón de juego.
2. Delimita el espacio de juego de tu mesa sensorial
Esta es una de las bases pedagógicas Montessori por excelencia.
Los niños necesitan un ambiente preparado y ordenado que fomente la concentración.
Para las actividades en la mesa sensorial puedes incluir pinzas o tijeras.
Por esa razón es tan relevante que utilices una bandeja o mesa que delimite el espacio de juego y así focalice su atención.
En el mercado existen opciones de todo tipo:
- Esta mesa de madera multiusos de Plum es la más popular en Alupé.
- Mesa sensorial con 4 bandejas para que haga distintos potingues.
- Una bandeja transparente o esta bandeja de Tuff Tray, que es ideal para crear minimundos.
- O la archiconocida mesa de Ikea Flisat, por ejemplo.
Algo tan sencillo como la presentación única le ayudará a estar concentrado en el juego.
3. Sorpréndele con distintas bases manipulables adaptadas a su edad
¿Qué niño puede resistirse a jugar con distintas masas? Este es sin duda uno de los grandes secretos que hace tan atractivas las mesas sensoriales. Y la de otoño no es una excepción.
Y es que aquí podemos incluir infinidad de opciones desde:
- Productos que están al alcance de la mano en cualquier cocina como gelatina, los posos del café o harina.
- Elementos naturales como sésamo, garbanzos o tierra.
- Masas sensoriales low cost hechas en casa tipo plastilina o slime hechas a base de pegamento o maicena.
Hasta materiales para jugar con las manos que sean más elaboradas:
- Arena mágica que es una pasada o
- Arena de sílice, hecha a base se arena de playa y conchas trituradas.
- Espuma, ideal para el juego libre y la experimentación.
- Base sensorial de arroz es una elección fantástica para los más peques.
- Bolitas de gel o Aqua Beads que suman texturas muy chulas para divertirse con las sensaciones.
Incluir bolitas de gel en las mesas sensoriales siempre triunfa entre los peques.
En esta ocasión, al ser estacional, buscaremos masas que evoquen los colores cálidos del otoño para ambientar el espacio de juego.
Por supuesto, te animamos a adaptar esta mesa sensorial a los intereses o al momento evolutivo en el que se encuentren tus hijos.
Por último, queremos darte un consejo:
Aparca tus expectativas y presta atención
Porque la verdadera magia de este espacio ocurre cuando damos paso al juego libre.
Es muy habitual que, en este tipo de actividades, las personas adultas tratemos de direccionar el juego. Lo cierto es que, sin mala intención, interrumpimos su proceso.
Cuando lo realmente valioso es lo que ocurre cuando les damos a los niños libertad para expresarse a través del juego.
Si te sirve de alivio, esto se puede desaprender: solo necesitas algo de entrenamiento.
Aprovecha esta actividad y siéntate a escuchar y sentir cómo crece tu peque a través del juego sensorial.
La calma que acompaña al otoño puede ser una gran maestra. Y una fuente de conexión para vivirla en familia.
Ahora que tienes cantidad de recursos para crear tu mesa de estación de otoño,
¿te animas a prepararla en casa?