Las muñecas Lottie tienen cuerpo de niña y, en lugar de ir de compras, aprenden astronomía y saltan en los charcos.
Ni cinturas de avispa, ni pechos turgentes, ni paseos en Porche con Ken. La muñecas Lottie no tienen nada de eso. ¿Acaso las niñas son así? ¿O es ese el modelo de mujer que queremos que interioricen?
Y nos estamos refiriendo a los niños, en general. A todos. Chicas y chicos. Porque a ellos les encanta jugar con muñecas, exactamente igual que ellas.
Las muñecas Lottie no tienen ningún componente sexual ni frívolo.
No llevan tacones, ni maquillaje, ni una 95 de sujetador. Su cuerpo tiene las proporciones de cualquier niña de 9 años, calzan katiuskas y leotardos.
Y no quedan con su novio para dar una vuelta en un Porche rojo. Van a pescar, a mirar las estrellas con un telescopio, al campo a montar a caballo o a saltar en los charcos si llueve.
También juegan al fútbol, hacen Karate y, por cierto, no son todas rubias de ojos azules. Hay muñecas Lottie con distintos rasgos étnicos. Porque todos no somos iguales en este mundo, afortunadamente.
Jugar con muñecas es fundamental en la infancia. Propician ese juego simbólico con el que los niños imitan situaciones de la vida real, se ponen en la piel de otras personas y aprenden pautas de comportamiento para su futuro.
Pero en la vida real hay muy pocas Barbies, ¿verdad?
Y las aspiraciones que queremos inculcar a nuestros hijos están, probablemente, muy alejadas del estilo de vida que transmite una muñeca Barbie. Por eso buscamos una alternativa: las muñecas Lottie
Nosotras somos madres de dos niños y de una niña. Y no queremos que ninguno de ellos interiorice que la mujer perfecta tiene que tener el cuerpo de una Barbie, un novio millonario y una afición irrefrenable por las compras.
De hecho, no queremos que piensen que la mujer debe ser perfecta. Ni tampoco los hombres.
¿Tú qué opinas?