¿Jugamos a ser jardineros? Aprenderemos 5 lecciones imprescindibles
La naturaleza sabe explicarle a tu hijo algunas cosas mejor que tú.
Da igual las veces que insistas y la saliva que gastes en determinados asuntos. Reconozcámoslo: va a hacerle más caso a una planta.
Y seguramente tiene razón. Las plantas son capaces de hacernos comprender muchas cosas porque no nos las cuentan. Nos las demuestran.
La paciencia
¿Te sientes capaz de convencer a un niño de que debe ser paciente? Yo no. Desisto.
Sin embargo, una planta es capaz de demostrarle que merece la pena tener paciencia. Si espera, observará cómo crece, cómo cambian sus hojas, cómo brotan sus flores o sus frutos…
Acompañar a una planta en su crecimiento es una de las enseñanzas más enriquecedoras que puedes ofrecerle a tu hijo. Esperar empezará a tener sentido para él.
La responsabilidad
Otra batalla perdida por nuestra parte.
Nosotras tratando de hacer entender a un niño que tiene que responsabilizarse de sus actos y él pensando cuánto tiempo más seremos capaces de hablar sin parar.
Deja una planta en sus manos. Entenderá que la planta depende de él. Si no la cuida, enfermará. Dejará de crecer como él quiere.
A la vez, descubrirá que ser responsable no tiene por qué ser algo aburrido. Darle agua con la regadera, ponerla al sol o protegerla en la sombra, librarla de los insectos y verla crecer es divertido.
La ecología
El futuro del mundo está en sus manos, pero cuesta expresar sólo con palabras por qué deben respetar el medio ambiente.
Tu hijo lo entenderá si tiene contacto con él.
Ya ha aprendido que debe cuidar sus plantas. Pero, ¿por qué? ¿Que consigue a cambio?
- Explícale que de plantas parecidas a la suya conseguimos la madera con la que fabricar sus juguetes y el papel de sus cuentos.
- Y el algodón de su ropa y la de sus muñecos.
- Y, por supuesto, los alimentos que ponemos cada día en su plato.
El consumo saludable
Otro tema espinoso, ¿verdad? Por qué voy a comer brocoli si lo que quiero son esos gusanitos con forma de Mickey Mouse.
Haz que la verdura, la fruta y las legumbres tengan una historia, igual que Mickey.
¿Cómo? Déjale ver de dónde vienen, cómo crecen y, si puedes, involúcrale. Deja que recoja los frutos.
Un pequeño huerto o una planta tomatera puede decantar hacia tu lado la batalla de la hora de comer.
El ciclo de la vida
El tiempo pasa, la Tierra se mueve y eso marca los ciclos de vida de todos los seres vivos.
¿No será más fácil que un niño entienda todo esto si lo ve con sus propios ojos?
Muchos niños viven ajenos a las estaciones del año. En la ciudad, sólo perciben el frío o el calor, pero no son testigos de lo que se ‘cuece’ en la naturaleza. Una vorágine de cambios que no para nunca.
En el supermercado siempre hay tomates, pero en su mini huerto no. ¿Por qué?
Ahí le tienes. Dispuesto a entender cómo se mueve la Tierra y cómo nos afecta la distancia que nos separa del sol.
¿Cómo podemos ayudarles?
- Organiza un día especial de excursión al campo o a una granja.
- Planta un huerto con tu hijo. Si vives en un piso pequeño, puedes hacer una versión reducida con un par de macetas. Puede resultarte útil esta bolsa de jardín o este delantal de herramientas de jardinería.
- Elige juguetes fabricados con materiales naturales. Madera, algodón, tintes naturales… Sus juguetes son sus tesoros. Crea ese primer vínculo entre el niño y el mundo natural.
¿Se te ocurren más ideas? Cuéntanos que seguro que a alguien le sirven de ayuda.
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