El dinero recaudado estará destinado a apoyar a mujeres de la región de Abya Yala (Mesoamérica) que son perseguidas por oponerse a proyectos extractivos en sus territorios y se ven obligadas a abandonarlos para salvar sus vidas. Esta situación es especialmente grave en países como Colombia, Brasil, México, Honduras, Guatemala, Venezuela y Nicaragua.
Pese a representar solo el 5% de la población mundial, los pueblos indígenas son los más atacados, y son, sin embargo, quienes salvaguardan la mayor parte de la biodiversidad de nuestro planeta, precisamente porque sus formas de vida sostenibles y armónicas con la naturaleza se enfrentan a las necesidades crecientes de recursos que requiere el ritmo de consumo imperante en el mundo.
Entre 2017 y 2018, 65 defensoras fueron asesinadas, 27 sufrieron intentos de asesinato en Mesoamérica y 3305 sufrieron agresiones, la mayoría reiteradamente (según los datos preliminares del último informe de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras). Es preocupante que estos datos duplican el bienio anterior.
Las mujeres que defienden su derecho a la tierra y a un medio ambiente sano se enfrentan a amenazas específicas, además de las que enfrentan los hombres.
Las campañas de difamación suelen centrarse en su vida privada, con contenido sexista o sexual explícito. La violencia sexual, que normalmente no es denunciada, también se utiliza como táctica para silenciar a las defensoras. Las mujeres que ocupan puestos de liderazgo suelen ser estigmatizadas por oponerse a los roles de género tradicionales.
Esta persecución no ha cesado con el confinamiento y la pandemia. 10 defensoras de la región han sido asesinadas durante este año y numerosas siguen amenazadas y perseguidas. En torno a la mitad de ellas no tienen recursos suficientes para garantizar sus necesidades básicas o acceso a servicios de salud.
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